Gritos de «¡Heil Hitler!» en el centro de Leipzig

«¡Alemania está despertando!», gritaba anoche desde el escenario el fundador de Pegida (Patriotas alemanes contra la islamización de Occidente), Lutz Bachmann, mientras entre los alrededor de 900 asistentes a la concentración se coreaba «¡Heil Hitler!» con visible regocijo en la ruptura del tabú. Se trataba de una marcha de protesta de Legida, la franquicia de Pegida en Leipzig, cuyos promotores mostraban gran entusiasmo por los resultados de las elecciones comunales en Hesse el pasado domingo, en las que Alternativa para Alemania (AfD), brazo político de este movimiento xenófobo, se ha convertido en la tercera fuerza política con el 13,2% de los votos. «En Hesse ya están pensando con la cabeza», felicitaba Bachmann el resultado, al tiempo que auguraba nuevos avances en las elecciones regionales que se celebran el próximo domingo en tres de los Bundesländer y lanzaba un poco delicado mensaje a la canciller Merkel desde el micrófono: «Angie, ¡vete a la puta mierda!»

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Las encuestas, en efecto, avanzan un serio cambio en el panorama político de los tres estados federados en liza. En Sajonia-Anhalt, en el este del país, y también en el sureño de Baden-Wurttemberg, los gobiernos actuales podrían perder el poder y AfD roza una intención de voto del 20%, lo que significaría quedar como segunda fuerza política por delante incluso del Partido Socialdemócrata (SPD). Con esos resultados, no está claro que la CDU de Merkel y el SPD pudiesen seguir gobernando en coalición en Sajonia, por ejemplo.

Estas perspectivas envalentonaban anoche a los asistentes a la marcha de Legida, a los que la policía incautó camisetas con cruces gamadas y banderas del Reich, negro blanco y rojo, legal en la Alemania nazi entre 1933 y 1945. El presidente de la policía local, Bernd Merbitz, que marchó en una de las contramanifestaciones organizadas en calles aledañas y que reconoce el percal de primera mano, reconoce abiertamente que espera «un aumento de la violencia contra los refugiados» y ha señalado poblaciones donde el peligro es especialmente alto como Freital, Heidenau, Bautzen o Clausnitz. En este último pueblo, el pasado mes de febrero, se celebró públicamente el incendio de un albergue en unos hechos que llevaron al prestigioso semanario Die Zeit a titular «Alemania se desciviliza».

 «El público es claramente más agresivo que en anteriores manifestaciones», reconocía un agente de policía anoche en Leipzig. «Son unas ratas cobardes.Se esconden tras los escudos pero no se atreven a hacernos nada», presumía uno de los manifestantes ante el cordón policial que anoche impedía el paso a la marcha hacia la estación central. Otro de los encargados de arengar a los asistentes desde el escenario, Friedrich Fröbel, arremetía de nuevo contra «la prensa-mentira» ataviado con un largo abrigo pardo del color de las SS y dando paso a otra intervención, la de Siegfried Däbritz, que clamó contra la «invasión árabe de Alemania», contra los «limpiadores de culo de camello mahometanos» y contra que en un futuro cercano «los homosexuales sean azotados por extranjeros con sus cinturones en los parques».

«Es muy alarmante», ha advertido esta mañana la vicepresidenta del grupo parlamentario socialdemócrata, Eva Högl, en la cadena de la televisión pública ARD, tras conocerse que la manifestación había terminado con una desbandada que coincidía en el tiempo con los disturbios registrados en un aparcamiento en Lützschena, en el que fueron incendiados ocho camiones, entre ellos seis pertenecientes al ejército alemán y cargados de mercancía. El portavoz de la policía Uwe Voigt calcula esta mañana los daños en cientos de miles de euros.