Alemania tiene un problema de racismo.

DW.- Un nuevo informe destaca que el racismo en Alemania no solo tiene una vertiente violenta, sino también una cotidiana. La comisionada federal de antirracismo hizo un llamado a dejar de ignorar el problema.

Reem Alabali-Radovan ocupa el recién creado puesto de comisionada federal de antirracismo en Alemania. «El racismo no es un concepto abstracto, sino una dolorosa realidad para muchas personas en nuestra sociedad», dijo Alabali-Radovan este miércoles (11.1.2023), al presentar el primer informe anual del Gobierno sobre racismo en Alemania.

La flamante comisionada recalcó además la necesidad de dar un mejor apoyo a los afectados, así como un mayor reconocimiento del racismo cotidiano y estructural en el país, después de «años de ignorar el problema».

Durante los últimos 13 años, la Comisión Federal para la Migración, los Refugiados y la Integración ha venido publicando un estudio semestral sobre la situación de los inmigrantes y sus descendientes en Alemania. Este nuevo informe se plantea como la primera «presentación completa del racismo en Alemania».

Para llevar a cabo el trabajo, la oficina de Alabali-Radovan recopiló estudios representativos realizados por otras organizaciones, como, por ejemplo, el Monitor Nacional de Discriminación y Racismo (NaDiRa), que hizo 5.000 entrevistas telefónicas sobre el tema.

Aunque Alemania no tiene todavía una definición legal estándar de racismo, el texto utiliza la definición dada por un estudio sobre integración publicado por el Gobierno en 2021, que sostiene que el racismo consiste en «creencias y prácticas basadas en la devaluación sistemática y la exclusión y desventaja de ciertos grupos de población, a los que se les atribuyen características y comportamientos construidos biológica o culturalmente, inmutables y supuestamente inferiores».

Un debate que recurre a estereotipos racistas


Según el nuevo estudio, alrededor del 90 por ciento de los encuestados reconoce que el racismo es un problema en Alemania, mientras que alrededor del 22 por ciento informó haber sido personalmente víctima. En 2022, las estadísticas oficiales sobre delitos registraron 1.042 delitos violentos «por motivos políticos», de los cuales aproximadamente dos tercios fueron de naturaleza racista.

El informe presentado por Alabali-Radovan llega en un momento de renovado debate sobre la integración, tras la violencia callejera producida en la víspera de Año Nuevo en distritos étnicamente diversos de Berlín y otras ciudades.

Según la comisionada, la propia discusión se ha convertido en un pretexto para hablar con prejuicios sobre las etnias de las personas que presuntamente usaron explosivos para atacar a la Policía y los servicios de emergencia. «El debate sobre la situación en la víspera de Año Nuevo muestra que, incluso en 2023, debemos aprender a discutir los problemas sociales sin caer en estereotipos racistas», dijo.

El racismo «no es solo odio y violencia»
Alabali-Radovan también destacó que el racismo no solo se presenta como «odio y violencia», sino también en otras acciones, en forma de «microagresiones» rutinarias como la exclusión sistémica de los mercados laboral e inmobiliario, la falta de representación en espacios de poder, la brutalidad policial y la discriminación en la escuela o en los consultorios médicos.

El informe hace hincapié en la necesidad de separar cuestiones que anteriormente se habían agrupado, como la combinación de racismo y xenofobia. También destaca la importancia de no analizar como un fenómeno único y uniforme el racismo contra, por ejemplo, los alemanes negros, los musulmanes, los alemanes asiáticos, los judíos y los romaníes.

Distinguir las manifestaciones de racismo
«No puede ser que una mujer con hiyab y las mismas cualificaciones que una mujer con nombre ‘más alemán’ tenga cuatro veces menos probabilidades de ser llamada para una entrevista de trabajo», dijo Alabali-Radovan. El informe destaca que «un tercio de los encuestados considera que la inmigración musulmana hacia Alemania debería restringirse, y al 27 por ciento le parece que demasiados musulmanes viven en Alemania».

En lo que respecta al racismo contra personas negras, se encuestó a unas 886 personas, que aseguraron haber sido víctimas de ataques racistas o haberlos presenciado. El 74,1 por ciento dijo no estar satisfecho con la forma en que las autoridades manejaron su denuncia.

El estudio también revela las barreras que muchas personas enfrentan para denunciar incidentes, ya sea por temor a represalias, o por pensar que los funcionarios no iban a tener en cuenta su relato, o porque ni siquiera sabían que lo que les sucedió fue un delito.

El estudio también señala el problema de la discriminación contra los alemanes de ascendencia asiática, particularmente desde el comienzo de la pandemia. Aproximadamente la mitad de los 700 alemanes de origen asiático encuestados aseguraron haber experimentado racismo relacionado directamente con este tema, lo que no quiere decir que el racismo antiasiático, incluidos los ataques violentos, no fuera un problema antes de 2020.

Según el informe, el grupo que enfrenta la enemistad más abierta es el de origen romaní. «Alrededor del 29 por ciento admitió albergar antipatía hacia este grupo, un resultado más que alarmante, tras el genocidio contra la población romaní»durante el Holocausto.