«España no es racista, pero hay radicales que tienen su nido».

El Correo/Ignacio Tylko.- El también miembro de la Comisión Antiviolencia en el Deporte advierte que «los energúmenos nos darán la temporada si no hay un mensaje de firmeza»

El presidente del Movimiento contra la Intolerencia, Esteban Ibarra, también miembro del Observatorio y de la Comisión Antiviolencia. /r. c.

Pocas personas hay más autorizadas que Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia desde finales de los años 90 y miembro del Observatorio y de la Comisión Antiviolencia en el Deporte, para analizar el problema recurrente de las conductas racistas en el fútbol español. Desde que leyó de joven al insurrecto poeta chileno Pablo Neruda cuando estuvo privado de libertad en la cárcel de Carabanchel, confiesa su compromiso como activista social de larga trayectoria. Reclama más implicación de todos los actores del fútbol para aplicar la ley y terminar con esta lacra.

– ¿Qué le dicen los insultos recibidos por Vinicius con ocasión del reciente derbi madrileño en el Metropolitano?

-Vinicius es una víctima del racismo y la xenofobia desde hace tiempo y el que no lo quiera ver está de espaldas a la realidad. En Son Moix ya recibió insultos, en el Camp Nou también, asunto que me disgustó que se archivara por no identificar a los autores. Hay otros casos sonados como el Dani Alves, a quien le tiraron un plátano, o los episodios sufridos por Eto’o en distintos campos. Precisamente fue a raíz de los insultos al delantero camerunés cuando me senté con Jaime Lissavetzky, entonces secretario de Estado para el Deporte, y le pedí una legislación específica que nació en 2007 y ha sido muy efectiva cuando se ha aplicado.

– ¿Qué penas contempla esa ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte?

-Si es un delito de odio racista, a los autores se les pueden imponer una horquilla de uno a tres años de prisión; si es una infracción administrativa grave, entre 3.000 y 60.000 euros de multa; y si es muy grave, de 60.000 en adelante. Y eso es lo que tienen que investigar de forma conjunta la Comisión Antiviolencia, de la que formo parte aunque no me convocan porque soy molesto, y la Fiscalía de Delitos de Odio, a la que hemos trasladado una denuncia por lo sucedido con Vinicius.

– Sin embargo, la sensación de la gente es que estos actos execrables quedan impunes o salen muy baratos.

-Exactamente. Los principales aliados de la violencia e intolerancia son dos, la impunidad y la indiferencia. Cuando dicen que es la sociedad la que se refleja aquí no es verdad. Son grupos con una organización importante que se proyectan en los estadios y utilizan una pedagogía en redes sociales que llega a los adolescentes que luego reproducen los insultos o resuelven incluso las cosas con agresividad.

Zabaleta y Jimmy

– Entonces, cuando escucha por ejemplo al Cholo Simeone decir que es un problema que está en la sociedad, se llevará las manos a la cabeza.

-Claro, totalmente. El fútbol no está difuso. Es parte de la sociedad con núcleos violentos que no debían estar en el fútbol. Nada más lejos de mi intención hacer daño a la afición y al Atlético, que está muy enraizado en el carácter y acervo cultural y deportivo madrileño, pero es que esta gente sobra. Los directivos de los clubes tienen que contribuir más y en este caso concreto han pasado muchas cosas, como la muertes de Aitor Zabaleta y Jimmy, como para que el personal se ponga de perfil.

– ¿Considera en parte culpables a los dirigentes de los clubes y políticos que miran hacia otro lado?

-La ley dice que los clubes cumplan con sus responsabilidades como organizadores dentro y fuera del estadio. Incluso se refiere a las llegadas y salidas de autobuses de los equipos rivales. No se pueden poner de espaldas y decir que no es su problema. Tienen que contribuir a esclarecer los hechos para que Antiviolencia actúe con medidas administrativas y la Fiscalía también respecto a los ilícitos penales. LaLiga puede proponer sanciones, pero son el marco de una iniciativa privada. Pedimos a José Manuel Franco, presidente del CSD, que aplique la ley y depure responsabilidades. Y a la Delegación del Gobierno que actúe con diligencia y no se duerma en los despachos porque los casos prescriben. Se debe cumplir la ley en su totalidad. Yo también soy miembro del Observatorio contra el Racismo y la Intolerancia y tampoco me convocan porque somos independientes.

– ¿Los medios de comunicación también deben hacer autocrítica?

-Totalmente. Yo viví una experiencia en un acto donde hablaba del crecimiento de los grupos ultras. Un tertuliano me dijo que parecía que hablaba de Corea y Vietnam, pero nueve días después moría Jimmy en el enfrentamiento del Manzanares y esa misma persona cambió el discurso. España no es un país racista y el fútbol español no es racista, pero sí hay conductas racistas en el fútbol y en España, que es distinto. No acepto estigmatizar a mi país y al fútbol porque no se lo merecen, pero tampoco negar la evidencia de unos hechos que son racistas. Y es responsabilidad de los clubes y de las autoridades políticas actuar con firmeza y con la autoridad que les da la ley. Nuestra sociedad está reconocida como una de las más tolerantes de Europa, pero hay grupos radicales que en cada estadio tienen su nido. Los dirigentes y las autoridades no pueden escudarse en la sociedad. Hay que intervenir quirúrgicamente donde hay que hacerlo y aplicar la ley.

Fariseísmo

– ¿Cree que hay víctimas como Vinicius que tampoco ayudan con bailes o simulaciones?

-No es un problema de si baila samba, sino de dañar la dignidad humana. Que baile lo que le dé la gana, faltaría más. Mientras no atente contra el ordenamiento deportivo y respete al público, tiene libertad. Y si no gusta, pues qué se le va a hacer. Se puede opinar del comportamiento de un jugador, pero es un debate absurdo porque nunca puede dar pie al ejercicio de un ilícito penal. Esa es la madre del cordero. El derecho al insulto racista, no existe. Y hemos puesto la denuncia ante la Fiscalía porque a Vinicius se le humilla, se le maltrata y se atenta contra su dignidad personal, no solo en los aledaños del Metropolitano, sino a lo largo de la semana del derbi en redes sociales. Deja mucho que desear que haya tertulianos que banalicen, justifiquen o hayan llegado a utilizar expresiones racistas.

– ¿Considera que si Vinicius fuera de raza blanca también se le insultaría en los estadios, igual que ocurría por ejemplo con Cristiano Ronaldo?

-Seguramente, pero en este caso es racismo, en el de Cristiano era xenofobia y si les llaman maricones entonces es homofobia. Es intolerancia al diferente, como si te llaman gordo o se meten con uno por sus creencias religiosas. Hay que amparar y proteger a las personas de forma universal, sin distinciones.

– ¿Le inquieta que lo sucedido con Vinicius tenga un efecto mimético y se repita esta temporada en otros estadios?

-Me temo lo peor y por eso es muy importante una respuesta legal rápida. Lo advertí a la salida de la covid. Ya verás cuando se junten los energúmenos porque van a salir crecidos y fuertes. Hay que trasladar un mensaje de firmeza o nos van a dar la temporada