La gordofobia, una violencia estética que enferma y mata

Efeminista.- Las presiones estéticas son una forma más de violencia y un sometimiento patriarcal que genera graves problemas siendo incluso causa de muerte. Y la gordofobia, también asentada en las consultas médicas, se establece como una de las principales violencias estéticas que sufren las personas que se salen del canon de delgadez.

En el marco de las jornadas ‘Presiones estéticas hacia las mujeres’, organizadas por el Instituto Navarro para la Igualdad (INAI), y con la presencia de medio centenar de asistentes, la directora gerente del INAI, Eva Istúriz, ha advertido de que esta presión para amoldarse a los cánones marcados por el sistema patriarcal «tiene consecuencias en la salud física y mental» dejando a las mujeres en una situación de gran vulnerabilidad.

Para la experta en feminismo y cofundadora de la página ‘Stop Gordofobia’, Magdalena Piñeyro, estos cánones se basan en un cuerpo «blanco, delgado y joven», quedando fuera de la norma todas aquellas personas que se salen de estos parámetros por tener «defectos que están obligadas a corregir». Lo que explica el actual boom de dietascirugíasimplantes y venta de cremas y productos estéticos.

Presión estética

Esto, ha referido Istúriz, genera una «sensación de fracaso permanente y culpabilidad», cuando «no hay nada malo en nuestros cuerpos» sino en una sociedad que hay que transformar para que sea «más justa e igualitaria».

En este escenario, Piñeyro ha añadido que la gordofobia se intenta enmascarar como una defensa de la salud, si bien la realidad es que es el detonante de numerosos y graves perjuicios físicos y mentales.

Asimismo, ha aclarado, que la gordofobia es un elemento de exclusión independiente del patriarcado que afecta a hombres y mujeres, pero presenta especificidades en ellas marcadas por su concurrencia con todas las presiones estéticas marcadas de género.

«La belleza es el elemento por el que somos valoradas en esta sociedad», ha asegurado Piñeyro, quien ha denuncia que las son «consideradas no como sujetos sino como objetos obligados a ser bellos para ser contempladas».

Así es como la imagen se convierte en una cuestión identitaria que determina su valor y presupone cuestiones como la alimentación, el estilo de vida o la capacitación.

Gordofobia en consultas médicas

Especialmente preocupante, ha señalado, es el hecho de que la gordofobia esté asentada también en las consultas médicas. «No nos atienden, no nos miran, no nos hacen caso», ha denunciado Piñeyro, quien ha compartido que con frecuencia todos sus males se achacan directamente a su gordura sin hacer ningún tipo de pruebas.

En este sentido, ha expuesto diferentes ejemplos como el de una mujer que murió por un cáncer que le detectaron muy tarde debido a que no le hicieron pruebas porque los médicos relacionaron los síntomas con su gordura. O el de un fuerte dolor que ignoraron durante meses por achacarlo al peso y que estaba causado por la acumulación de piedras en la vesícula.

De igual modo, ha comentado, se produce el contrasentido de achacarse la gordura a un estilo de vida sedentario al tiempo que existe una gran gordofobia en espacios deportivos, donde las personas gordas están consideradas fuera de lugar.

Redes sociales, un arma de doble filo

Para finalizar, Piñeyro ha reparado en las redes sociales. Un arma de doble filo, ya que aunque es cierto que suponen «un espacio de ciberviolencia brutal», ha abierto a las mujeres gordas un mundo en el que pueden hablar de la gordofobia que surfren y conocerse.

«Las redes sociales permitieron que las personas gordas empezáramos a denunciar esto desde la clandestinidad de las redes» comenzando a salir a la luz cuando estuvieron preparadas permitiéndoles alzar una denuncia en Internet que ha generado redestalleresjornadas y encuentros presenciales.

Todo esto no habría sido posible sin ese impulso de las redes, ha comentado la cofundadora de ‘Stop Gordofobia’, quien ha reconocido que en un principio mantuvo en total secreto que estaba detrás de este blog por la vergüenza de reconocer ante sus conocidos y el mundo que era gorda y no quería cambiar.