Levante EMV/Gonzalo Sánchez.- Un estudio de conselleria de Vivienda presentado este miércoles señala el padrón y vivir en habitaciones como los principales problemas de la población extranjera para tener una casa digna.
«Estamos viendo más inmobiliarias y particulares que se niegan a alquilar a inmigrantes, aunque es ilegal». Así lo asegura Ana Fornés, autora de un estudio publicado recientemente por el Observatorio del Hábitat y de la Segregación Urbana presentado este miércoles en la asociación Valencia Acull.
Nueve de cada diez inmigrantes tiene muchos problemas para acceder a una vivienda digna, más de la mitad aseguran haber vivido racismo inmobiliario y sobre todo es una lacra que afecta a las personas de origen africano.
Las dificultades son comunes a la población general, como por ejemplo la carestía de los pisos (33,9 % de los encuestados) o la escasa oferta del alquiler (15,75 %). Pero también hay otras propias a la población de origen extranjero como no cumplir con todos los trámites que les pedían y las dificultades para regularizar su situación (27 %).
El «Estudio–Diagnóstico sobre la exclusión residencial de colectivos vulnerables: población migrante y racializada en el ámbito de la Comunitat Valenciana» tiene dos partes, una cuantitativa a base de encuestas, y una cualitativa, con propuestas también para las administraciones públicas.
«La vivienda es un problema estructural que afecta a todo el mundo y en todas las ciudades grandes, pero también lo hace especialmente en el caso de las personas migrantes y racializadas (que el resto las percibe como extranjeras pero no lo son)», explica Fornés.
Uno de los aspectos que destaca la autora es que la discriminación directa ha aumentado. «Las historias de ‘no te alquilo este piso por ser negro’ están yendo a mas. Pero luego hay también una discriminación indirecta, que es la de poner unos requisitos inalcanzables que excluyen a muchísima gente, eso es la ‘burorrepresión», cuenta.
En este ámbito están, tanto la dificultad de muchísimos inmigrantes para empadronarse, un trámite que debería ser gratis y rápido, pero que en realidad debe hacerse a un mes vista y por la vía digital solo a las 8 de la mañana de determinados días. En esta línea, el hecho de que para muchos trámites sea obligatorio un certificado digital y relacionarse con la administración por internet añade una capa más de dificultad para los migrantes que quieren normalizar su situación en España.
Desahucios visibles e invisibles
Ana Fornés también es trabajadora de València Acull y atiende cada día a personas migrantes, con lo que comprueba de primera mano que estos problemas van cada vez a más. «Hablamos muchos de los problemas de vivienda como los desahucios y muchos se hacen mediáticos, pero nosotros vemos muchísimos desahucios invisibles de personas que dejan sus casas sin más porque les suben el alquiler y no pueden afrontarlo, estos son la mayoría», remarca.
Gran parte de las personas entrevistadas aseguraron que encontraron piso a través de familiares, y el resto a través de inmobiliarias. En estos casos, muchos comentaron en las entrevistas los casos de racismo inmobiliario que sufrieron. «Te dicen que ‘tú notas cuando hay racismo en la manera en la que te miran, en cómo te tratan, cuando te dicen que el piso ya está alquilado…», cuenta la autora del informe.
Calor en verano y frío en invierno
La calefacción y el aire acondicionado brillan por su ausencia en las casas de la mayoría de los migrantes. El problema de pasar calor en verano y frío en invierno es compartido en muchas viviendas. «Y eso genera unos efectos psicosociales y sobre el estado de ánimo de la gente importantes», cuenta Fornés.
Otra realidad que preocupa y mucho es el ‘habitacionalismo’, es decir, la solución a la falta de vivienda es meterse en una habitación. «Hemos visto casos de una madre con tres niños que vivía en una sola habitación por 550 euros al mes. Es decir, con 550 euros al mes tienes dinero para poder alquilar un piso, no es que esa mujer no pudiera, es que no le daban una oportunidad y se vio obligada a meterse en una habitación», expone.
Esta es una realidad que va a más «y también afecta a toda la población, pero la falta de acceso a una vivienda digna produce que la gente se esté metiendo en habitaciones». Todo eso junto genera efectos en la vida de las personas «¿Cómo va un niño a estudiar tranquilo cuando está pasando frío, o cuando vive en una habitación con cinco personas más y en un piso que es un ambiente hostil para él? Eso no es un buen sitio para desarrollarse», remarca.
El informe también explica que, aunque las mujeres lo tienen más sencillo para alquilar un piso que los hombres porque «generan más confianza», el hecho de tener hijos hace que toda esa confianza se esfume y lo tengan casi imposible. «La propaganda ha hecho mucho daño, y vemos cosas que antes no pasaban, como por ejemplo que una madre migrante quiere alquilar una casa y el casero ya piense directamente que se va a quedar ahí sin pagar cuando no es así», remarca.
Propuestas
En el último capítulo del informe se analizan también las propuestas de mejora. La primera es tener ayudas al alquiler accesibles y que las personas no estén obligadas a acudir a la vía digital. También reclaman un parque de vivienda mayor y más dispersado por el territorio y un control público de los precios de la vivienda.
Una de las reivindicaciones clave es facilitar la regularización de las personas migrantes. «Es un tema que atraviesa toda la vida de estas personas. Sin papeles no puedes trabajar ni tener un contrato, por lo tanto es imposible alquilar un piso. Es un tema que afecta a toda la sociedad en su conjunto, y pensamos que debería facilitarse la regularización».