La Vanguardia/EFE.- El racismo condiciona la vida de la comunidad migrante china en España, que ha visto como los discursos de odio contra ellos se han incrementado durante la pandemia de covid, según un estudio del Instituto de la Comunicación (InCom-UAB) financiado por Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP).
El trabajo ha constatado que la vida diaria de la comunidad migrante china está «fuertemente condicionada por el racismo» y que este colectivo tiene «muy interiorizada» la necesidad de evitar cualquier actividad en las redes sociales y cualquier comportamiento en general que puedan dar pie a sufrir actitudes racistas.
Además, constata que la pandemia favoreció la aparición de nuevas expresiones y actitudes racistas.
Según los autores del estudio, la comunidad migrante china está acostumbrada a sufrir «microagresiones», es decir, manifestaciones verbales «directas, conscientes y deliberadas, cuyo propósito es ofender».
Los espacios públicos, especialmente los medios de transporte, son escenarios habituales, pero también en los puestos de trabajo, sobre todo a aquellos que implican el contacto con el público, y en las escuelas.
Una de las personas entrevistadas en el trabajo de campo justificaba que su hijo no era víctima de estos ataques diciendo esto: «No, porque tampoco parece demasiado chino de cara. Además, durante el virus no iba a la escuela ni salía de casa».
Según el estudio, a la exposición al discurso de odio en las redes, los más jóvenes tienen mayor riesgo, aunque la reacción más habitual es abandonar las redes cuando esto sucede.
Desde el punto de vista de la comunidad migrante china, la covid-19 marcó un punto de inflexión, con la aparición de nuevas expresiones racistas que señalan a esta población como responsable de la aparición del virus y de nuevos comportamientos que favorecen actitudes racistas, como cuando, al inicio de la pandemia, el uso de la mascarilla era solo una práctica habitual para la comunidad china, conocedora de la grave situación que se acercaba por sus contactos familiares transnacionales.
Según este estudio, no ha habido un incremento de las agresiones, pero recuerda que ha sido una etapa marcada por períodos de confinamiento y la llamada «distancia social».
Los autores del estudio han resaltado las dificultades que presenta estudiar el racismo ya que, en el caso de la comunidad china, «tiende a minimizar las microagresiones y tampoco le gusta asumir el papel de víctima».
«Se les hace difícil hablar sobre racismo, especialmente a las generaciones mayores», explican los investigadores, que han hecho un trabajo de campo basado en veinte entrevistas presenciales llevadas a cabo durante el año 2022.
La muestra recoge tres perfiles diferentes: migrantes de primera generación (flujos migratorios tradicionales procedentes de zonas rurales y urbanas), descendientes de migrantes (socializados en contextos transnacionales variados y nacidos en España) y estudiantes de doctorado, un grupo creciente en los últimos años.