el Periódico – La entidad municipal ya les ha facilitado una nueva vivienda en otro barrio de la capital
La familia buscaba una solución desde julio al marchar por el incendio de su balcón
Zaragoza Vivienda ya ha encontrado una nueva residencia para la familia gambiana que el pasado mes de julio abandonó su piso en el barrio de Miralbueno debido a los episodios de racismo que denunciaban sufrir por parte de sus vecinos. La sociedad municipal ha facilitado una vivienda «disponible» e «idónea» para la familia dentro de los recursos de su parque público, la ofreció a lo largo de la semana pasada y este lunes se formalizó el contrato de alquiler a través de su firma. Este realojo llega casi dos meses después de que los afectados marcharan a vivir a sendas viviendas de familiares porque ya no soportaban más los insultos al grito de «negros, ¡fuera de aquí!» e incluso el lanzamiento de «trapos envueltos en llamas» hacia su balcón.
La asignación del nuevo domicilio fue aprobada el pasado lunes y, tras este primer trámite, la trabajadora social actuó de interlocutora con la familia, les acompañó a ver el piso y, finalmente, terminaron dando el visto bueno a su nueva morada. Ahora tratan de cumplimentar otros trámites administrativos como el cambio del centro escolar de sus hijos, que habían sido matriculados en un instituto cercano a su anterior residencia.
Desde que EL PERIÓDICO DE ARAGÓN se hiciera eco de la situación a mediados del pasado mes de agosto, la Fiscalía de Menores ha archivado la causa contra uno de los investigados debido a su inimputabilidad al tratarse de un menor de 14 años. Esta fue una de las preocupaciones que la familia, de la mano del equipo jurídico de Kiitika Abogados, trasladó al lugarteniente del Justicia de Aragón, Javier Hernández, durante el encuentro que mantuvieron hace unas semanas a raíz de la queja elevada ante el Justiciazgo.
A lo largo del citado encuentro, Hernández les trasladó, primero, que ya se habían puesto en contacto con Zaragoza Vivienda y, segundo, que la sociedad municipal les había asegurado estar «a punto» de adjudicarles esta nueva vivienda con contrato de alquiler; una asignación que, concretamente, llegó el lunes 11 de septiembre. Así, con el tema de la vivienda solucionado, los esfuerzos de sus abogados se centran ahora en depurar responsabilidades sobre los hechos denunciados y así se lo hicieron saber también al lugarteniente. «Expusimos la situación desde el punto de vista judicial; existiendo, al menos, indicios de que supuestamente fueran las familias quienes hayan utilizado a sus menores para cometer los delitos, es suficiente para que la Justicia ponga los hechos en
conocimiento de la Fiscalía porque hay indicios de criminalidad», explicó el abogado de la familia, Iván Aybar, quien siempre ha mantenido que este concepto de autoría abarca «muchas más de personas de las que materialmente pueden haber lanzado aquellos trapos ardiendo para quemar la vivienda».
La Fiscalía no entró a valorar si realmente existía esta supuesta infracción penal y, por el momento, se desconoce la decisión del ministerio público con respecto al resto de menores investigados. Lo que no desea Aybar es que la causa pueda «quedar en una chiquillada», ya que incluso los vecinos les dejaron una nota escrita a mano –lla e visto a tu madre hos voy a quemar las venas adiós malparidas y malparidas– que acabaron deslizando sobre la repisa de una de las ventanas de su domicilio. El siguiente paso fue el lanzamiento de un trapo «envuelto en llamas» a su balcón.
Esta fue la gota que colmó el vaso para la familia, que ese día de julio ya decidió hacer las maletas y abandonar el barrio de Miralbueno. «Es muy peligroso quedarse ahí y no queremos volver porque tenemos mucho miedo», afirmó la madre.
No ha sido hasta esta semana cuando desde Zaragoza Vivienda se les ha reubicado en un piso de su parque público, una demora que ha generado malestar entre los afectados, quienes incluso se han considerado «refugiados» durante este par de meses.